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Cum Maria contemplemur Christi vultum! ¯¯¯ "...La Resurrección de Jesús es el dato originario en el que se fundamenta la fe cristiana (cf. 1 Co 15,14): una gozosa realidad, percibida plenamente a la luz de la fe, pero históricamente atestiguada por quienes tuvieron el privilegio de ver al Señor Resucitado; acontecimiento que no sólo emerge de manera absolutamente singular en la historia de los hombres, sino que está en el centro del misterio del tiempo. En efecto, —como recuerda, en la sugestiva liturgia de la noche de Pascua, el rito de preparación del cirio pascual—, de Cristo «es el tiempo y la eternidad». Por esto, conmemorando no sólo una vez al año, sino cada Domingo, el día de la Resurrección de Cristo, la Iglesia indica a cada generación lo que constituye el eje central de la historia, con el cual se relacionan el misterio del principio y el del destino final del mundo..." (Juan Pablo II. Carta Apostólica DIES DOMINI, 2) "Ofrezco a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" ¯¯¯ Newsletter 503 Pascua de Resurrección Domingo 4 de abril de 2010 Soy todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María. Soy todo tuyo, María María Santísima cooperó para obtener la gracia de la salvación a toda la humanidad El término «Cooperadora» aplicado a María cobra, sin embargo, un significado específico. La cooperación de los cristianos en la salvación se realiza después del acontecimiento del Calvario, cuyos frutos se comprometen a difundir mediante la oración y el sacrificio. Por el contrario, la participación de María se realizó durante el acontecimiento mismo y en calidad de Madre; por tanto, se extiende a la totalidad de la obra salvífica de Cristo. Juan Pablo II, Audiencia del 9 de abril 1997 Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te pido... (pídase). A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén. MARÍA SANTÍSIMA Y LA RESURRECCIÓN DE CRISTO Audiencia 21 de mayo de 1997 Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María" videncia aceite sexualidad tecnologías ofertas casa rural cirugia Feliz Pascua de Resurrección! Tanti auguri di buona Pasqua! Marisa y Eduardo Vinante © 2003-2010 MariaMediadora™ - All Rights Reserved Enviada por marisayeduardo@santorosario.info ¯¯¯ Invite a sus amigos y conocidos a suscribirse a la Newsletter "EL CAMINO DE MARÍA" .
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo. Amen.
Solamente Ella fue asociada de ese modo al sacrificio redentor, que mereció la salvación de todos los hombres. En unión con Cristo y subordinada a El, cooperó para obtener la gracia de la salvación a toda la humanidad.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
Los Evangelios refieren varias apariciones del Resucitado, pero no hablan del encuentro de Jesús con su Madre. Este silencio no debe llevarnos a concluir que, después de su Resurrección, Cristo no se apareció a María; al contrario, nos invita a tratar de descubrir los motivos por los cuales los evangelistas no lo refieren.
Suponiendo que se trata de una «omisión», se podría atribuir al hecho de que todo lo que es necesario para nuestro conocimiento salvífico se encomendó a la palabra de «testigos escogidos por Dios» (Hch 10,41), es decir, a los Apóstoles, los cuales «con gran poder» (Hch 4,33) dieron testimonio de la Resurrección del Señor Jesús. Antes que a ellos, el Resucitado se apareció a algunas mujeres fieles, por su función eclesial: «Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán» (Mt 28,10). Si los autores del Nuevo Testamento no hablan del encuentro de Jesús Resucitado con su Madre, tal vez se debe atribuir al hecho de que los que negaban la Resurrección del Señor podrían haber considerado ese testimonio demasiado interesado y, por consiguiente, no digno de fe.
¿Cómo podría la Virgen, presente en la primera comunidad de los discípulos (ver Hch 1,14), haber sido excluida del número de los que se encontraron con su Divino Hijo Resucitado de entre los muertos?
En efecto, a una de ellas, María Magdalena, el Resucitado le encomienda el mensaje que debía transmitir a los Apóstoles (ver Jn 20,17-18). Tal vez, también este dato permite pensar que Jesús se apareció primero a su Madre, pues Ella fue la más fiel y en la prueba conservó íntegra su fe.
Por último, el carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la Cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la Resurrección.
Un autor del siglo V, Sedulio, sostiene que Cristo se manifestó en el esplendor de la vida resucitada ante todo a su Madre. En efecto, Ella, que en la Anunciación fue el camino de su ingreso en el mundo, estaba llamada a difundir la maravillosa noticia de la Resurrección, para anunciar su gloriosa venida. Así inundada por la gloria del Resucitado, Ella anticipa el «resplandor» de la Iglesia.
La Virgen Santísima, presente en el Calvario durante el Viernes Santo (ver Jn 19,25) y en el Cenáculo en Pentecostés (ver Hch 1,14)fue probablemente Testigo privilegiada también de la Resurrección de Cristo, completando así su participación en todos los momentos esenciales del misterio pascual. María, al acoger a Cristo Resucitado, es también signo y anticipación de la humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la resurrección de los muertos.
En el Tiempo Pascual la comunidad cristiana, dirigiéndose a la Madre del Señor, la invita a alegrarse: «Regina caeli, laetare. Alleluia». «¡Reina del Cielo, alégrate. Aleluya!». Así recuerda el gozo de María por la Resurrección de Jesús, prolongando en el tiempo el «¡Alégrate!» que le dirigió el ángel en la Anunciación, para que se convirtiera en «Causa de alegría» para la humanidad entera.
Joyeuses Pâques!
Best Wishes for a Happy Easter!
Editores de "El Camino de María"
EL CAMINO DE MARIA . Edición número 503 para
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